martes, 22 de diciembre de 2009

Mensaje de Navidad 2009 y año Nuevo 2010

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy
y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año quiero
darte gracias por todo aquello que recibí de ti.


Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol; por la
alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.


Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y
las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir,
te presento a las personas que a lo largo de este año amé, los amigos
nuevos, los más cercanos a mí y los que están más lejos, los que me
dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí
la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.


Pero también, señor, hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo
perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil
y el amor desperdiciado, perdón por las obras vacías,
por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo.


También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora
vengo a presentarte. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios
nuevamente te pido perdón.


En los próximos días iniciamos un año y detengo mi vida
ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días
que solo Tú sabes si llegaré a vivirlos.


Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría,
la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.

Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y de paz.






jueves, 17 de diciembre de 2009

La "S A S" Sociedad por Acciones Simplificada

La Sociedad por Acciones Simplificada:
Al fin algo nuevo en el Derecho Societario colombiano!

11/12/2008


Por: Francisco Reyes Villamizar*

El conocido cliché de la inestabilidad jurídica había hecho carrera también en el ámbito del Derecho Societario. Estábamos, por lo tanto, condenados a defender el status quo y debíamos resignarnos a mantener un sistema jurídico virtuoso, pero diseñado para otras épocas. La (clic para ver) Ley 1258 de 2008 sobre sociedades por acciones simplificadas, representa la evolución más significativa del sistema societario colombiano en las últimas cuatro décadas. En ella se incorporan no sólo los antecedentes normativos locales, sino también las principales vertientes del derecho extranjero contemporáneo que tienen influencia global en los procesos de reforma legislativa.

En virtud de las características muy flexibles del nuevo tipo societario es de esperarse que se produzca el tránsito paulatino hacia la SAS, por parte de los empresarios constituidos bajo las formas asociativas tradicionales. Es esa misma flexibilidad la que permite regresar al concepto de sociedad-contrato, es decir, al predominio de la autonomía de la voluntad sobre las reglas de orden imperativo que abundan en la regulación societaria que antecede a esta ley. La filosofía que subyace al novedoso estatuto consiste en facilitar la creación y el funcionamiento de las empresas, de modo de estimular la innovación y el desarrollo de nuevos bienes y servicios. Se supone también que una regulación dispositiva como la que se ha aprobado puede constituir un instrumento utilísimo para la prevención de conflictos intrasocietarios. La posibilidad de estipular con toda libertad las condiciones bajo las cuales se regirán las relaciones de los asociados, permite prever anticipadamente las condiciones en que las controversias futuras habrán de resolverse.

Es obvio que una apertura liberalizante como la que se propone en la ley 1258 no está exenta de retos que pueden surgir de la eventual propensión para el conflicto o incluso, el abuso, que podría ocurrir en el futuro. Es por ello por lo que una parte muy significativa de la norma se destina a abordar los aspectos de aplicación de la ley en hipótesis de violación normativa o conflicto. Reglas sustantivas como las relacionadas con el abuso del derecho y preceptos adjetivos como los relativos a la posibilidad de pactar arbitraje para todos los asuntos, así como la amplia competencia jurisdiccional que se le confiere a la Superintendencia de Sociedades, se orientan a facilitar la resolución expedita de tales disputas y a generar confianza respecto del nuevo tipo de sociedad.

Las raíces de la ley sobre la sociedad por acciones simplificada se hunden en el derecho societario local. Su principal fuente de inspiración se encuentra en la regulación de la empresa unipersonal de responsabilidad limitada prevista en la Ley 222 de 1995. A partir de este arquetipo empresarial se construye un modelo societario en el que, también, se incorporan las más modernas corrientes del derecho extranjero de sociedades. Se trata, por tanto, de un significativo avance respecto de las reglas que le anteceden, no sólo por la inclusión de múltiples figuras que se imponen en el mundo actual, sino por la supresión de innumerables prohibiciones legales que han dificultado la inversión y desmotivado a los empresarios en las últimas décadas. La explícita admisión dentro de la legislación colombiana de un tipo societario híbrido abrirá sin duda el abanico de opciones de que disponen los empresarios locales y extranjeros para estructurar sus negocios en Colombia. El nuevo estatuto significa un salto hacia la modernidad societaria e implica una ruptura frente a múltiples concepciones anacrónicas aún vigentes en el régimen comercial colombiano.

La (Clic para ver) Ley 1258 de 2008 no significa un simple retoque cosmético de la legislación actual. La norma apunta a una transformación radical de muchas de las estructuras legales vigentes, con el fin de ponerlas a tono con las concepciones contemporáneas y, sobre todo, con las necesidades de los empresarios. Se trata, en esencia, de facilitar la creación y el funcionamiento de nuevas sociedades, de favorecer la innovación empresarial y de mejorar la competitividad del sistema económico. En una era de comunicaciones inmediatas, donde la información y el conocimiento están al alcance de la mano, no era sensato esperar -como casi siempre ha ocurrido- a que transcurrieran décadas antes de introducir reformas indispensables, cuya eficacia ya está demostrada en varios países extranjeros. La nueva ley sobre sociedades por acciones simplificadas constituye un sistema societario que promete resolver buena parte de las inquietudes y dificultades que deben enfrentar los empresarios de hoy.

*Abogado colombiano, Profesor de Louisiana State University, Director del Postgrado de Derecho de Sociedades en la Universidad Javeriana y autor del proyecto de ley sobre sociedades por acciones simplificadas. Correo-e: freyes@cable.net.co.


Aportó: PedroDUA










sábado, 12 de diciembre de 2009

"NO SOLO DE GANAS VIVEN LOS NEGOCIOS"

Se acaba el año 2009 y aun existen pequeñas y medianas empresas que se encuentran en las salas de cuidados intensivos gracias a la crisis económica mundial, si bien es cierto que la frase más repetida en este tiempo fue que la mala situación económica debía ser vista como una oportunidad, hay algunos que solo se quedaron con las ganas y los impulsos de recuperación cuando en realidad había que echar mano de estrategias eficientes y eficaces

 

Según Gary Hamel en su libro El futuro de la administración, hay dos componentes necesarios para que las empresas sean y se mantengan competitivas: Adaptabilidad en la estrategia y eficiencia en la operación, es decir, el surgimiento de nuevas estructuras sociales con sus consecuentes nuevas relaciones de poder, comunicación, sabiduría, información y toma de decisiones.


Existen negocios que al iniciarse tienen la suerte de marchar bien pero solo se quedan en eso, no terminan de despegar cuando ya entran en la etapa de Parálisis por análisis; es decir el miedo a tomar decisiones y a hacer lo mismo de siempre obteniendo los mismos resultados.


Infortunadamente en estos momentos la mayoría de las empresas no hacen cosas nuevas y sólo se limitan a “echarle ganas”, lo que se traduce en dejar de invertir, reducir sus gastos (irónicamente lo primero que se recorta es la publicidad y mercadotecnia que es lo que más se necesita en una crisis) y posteriormente despiden personas.


El resultado de estas decisiones es muy conocido: permiten sobrevivir la crisis pero de ninguna manera aprovecharla, por esta razón hay acciones diferentes que por lo general son las menos transitadas pero las que mejor arrojan resultados:

* Hacer una evaluación real y objetiva de la situación de la empresa analizando profundamente todos los datos dejando a un lado los supuestos.
* Dedicar media hora todos los días a pensar cómo se puede mejorar la empresa con la ayuda de otros colaboradores que aporten nuevas ideas.
* Mejora los procesos productivos aunque esto signifique nuevas inversiones, es decir hacer una adecuada evaluación de las mismas teniendo en cuenta cuales sirven para optimizar procesos; ahorrar materias primas vale la pena.
* Hay que buscar aumentar las ventas no sólo recortar gastos. Esto ayuda a optimizar el presupuesto invirtiendo en medios rentables con los que se pueden comprobar si atraen o no clientes al negocio
* Una crisis sirve para dos cosas: mejorar o para empeorar; al sólo echarle ganas en vez de tomar acciones diferentes la crisis se vuelve negativa y la situación se agrava. Es por ello que en las crisis en lugar de echarle ganas se debe tomar acción y estas acciones tienen que ser innovadoras en nuestro negocio

CDE
LatinPyme
Aporto: PedroDUA

jueves, 3 de diciembre de 2009

LOS ERRORES TÍPICOS DE UN EMPRENDEDOR - Ventures 2009



Forma parte de la naturaleza de los empresarios ser persistentes y optimistas. Sin embargo, es prudente hacer un alto en el camino para entender qué errores cometen.

1. No empezar

Una de las principales causas del fracaso de un emprendedor es la falta de investigación de mercados y no contar con un plan de negocios bien estructurado. Es evidente, entre más preparado se esté antes de montar la empresa, mejor. Según concluye el profesor en emprendimiento Edward Adams, de la Universidad de Minnesota, un error aún más grave es no empezar nunca. "El miedo a fracasar crece cuando se dedica tanto tiempo a perfeccionar un plan de negocios o a minimizar los riesgos de mercado", explica. Por ejemplo, en tecnología, los cambios súbitos en los productos y en las expectativas de los consumidores pueden hacer obsoleta una idea exitosa en corto tiempo.

2. Pensar que no hay competencia

Sucede con frecuencia que los emprendedores se entusiasman a tal punto con sus ideas que tienden a pensar que para ellas no existe competencia y que se venden solas. Guy Kawasaki, presidente de Garage.com, una de las firmas más importantes de capital de riesgo del Silicon Valley, escribe que este tipo de emprendedores tiene grandes dificultades para conseguir inversionistas y fracasa al ejecutar sus proyectos. Opina que en la actualidad es difícil argumentar ventajas competitivas pensando en ser el primer jugador; por innovadora que sea una idea, siempre hay otras similares cocinándose al mismo tiempo, tratando de descubrir cómo diferenciarse de la competencia.

3. No formar buenos equipos

Uno de los errores más comunes de los emprendedores es creer que pueden sacar adelante sus proyectos solos. Por el temor a compartir conocimiento, o por el amor que les tienen a sus empresas, tienden a no unirse a otras personas y por falta de experiencia pueden fracasar. Amar Bhide, profesor de la Universidad de Harvard, encontró que otro error es juntarse, por comodidad, con gente de conocimientos similares o sin preparación. Además, dice, un aspecto que genera una gran proporción de los fracasos es no poder manejar las dificultades de trabajar con familiares y allegados.

4. Pensar que hacer empresa es una actividad de medio tiempo

Hay gran sabiduría en la frase popular "el que tiene tienda que la atienda". Crear empresa es una tarea tan obligante que ocupa la vida entera de los emprendedores. Por ello, pensar que es posible hacer empresa mientras se tienen otras ocupaciones es una mala estrategia. Muchos ejecutivos intentan montar un negocio al tiempo que están empleados y al no ver despegar sus proyectos, se desaniman. "Las dificultades cotidianas de los emprendedores pueden sorprender a cualquier ejecutivo", afirma Bhide.

5. No tener presentes los aspectos legales

Los emprendedores tienden a conocer hasta los más mínimos detalles en aspectos operacionales del negocio, pero olvidan por completo su estructura legal. Entonces, organizar una empresa se puede convertir en toda una muralla que frena las iniciativas. Al respecto, Colombia ocupa el puesto 75 entre 95 países en dificultades para el emprendimiento, según el World Economic Forum. Por eso, en el país, los empresarios deben estar aún más conscientes y trabajar con antelación en los requerimientos legales de sus proyectos. Además, otro error frecuente de un emprendedor es no proteger su propiedad intelectual.

6. Crecer más rápido de lo posible

Una vez que el emprendedor ha logrado poner en marcha una empresa, estará tentado a crecer por encima de sus capacidades. Crecer sin medida es responsable de más fracasos empresariales de los que se piensa. Para Eric Rodríguez, profesor de finanzas de la Universidad de los Andes, el principal error respecto al crecimiento es pensar que se debe maximizar, cuando lo importante es que sea sostenible. De la misma forma, diversificar más de la cuenta puede ser perjudicial. Hay mucho sentido en la frase "las empresas nacen, crecen, se diversifican y mueren". Por ello, los emprendedores no deben olvidar que las empresas se construyen poco a poco y con foco.

7. Exceso de optimismo

Por definición, los emprendedores son personas optimistas. Así debe ser, pues de otra forma no sacarían adelante sus proyectos ni convencerían a otros de acompañarlos con recursos y trabajo. Sin embargo, la mayor queja de los inversionistas en el mundo es que les falta realismo en sus proyecciones. "Es la quinta idea de negocio de US$50 millones que he escuchado hoy", dicen con ironía. Por ello, sobrestimar los ingresos y subestimar los costos es causa muy frecuente del fracaso empresarial. Además es usual que los emprendedores cometan el error de empezar a gastar lo que aún no han ganado.

8. Incapacidad para afrontar el cambio

El mundo de los negocios está lleno de ejemplos de éxito empresarial de personas que han retomado ideas que otros han desechado. Por ejemplo, Alfred Sloan fundó General Motors haciendo pequeñas modificaciones a un modelo de negocio en el que había fracasado el empresario John Wesley Hyatt. La poca capacidad de algunos para encontrar caminos distintos para superar las dificultades es una de sus principales causas de fracaso. A medida que las compañías evolucionan, las estrategias se deben ir acoplando a los nuevos requerimientos. Pocos empresarios comprenden que los planes de contingencia son claves para crecer.

9. Falta de conocimiento de sí mismo

Todo emprendedor antes de montar empresa debe contestarse unas preguntas básicas: ¿Tengo claridad en mis metas? ¿Estoy pensando en la estrategia correcta? ¿Puedo ejecutarla? La relación entre los intereses personales del emprendedor y la operación de las empresas es fundamental para el éxito, argumenta Bhide. Por ejemplo, no es lo mismo pensar en crear empresas para que perduren, o crear empresas para luego venderlas o para enriquecerse. Si los resultados de la empresa al final no coinciden con las expectativas del emprendedor, esto la puede hacer fracasar.

10. No ponerse en los zapatos de los inversionistas

Para la mayoría es mejor ser el dueño de una porción de una empresa que tener el 100% de nada. Sin embargo, no poner en práctica esta premisa arriesga la viabilidad de muchos proyectos. Para conseguir capitales externos, un emprendedor debe estar dispuesto a ceder participación. Como lo afirma Gregorio Restrepo, de Sun Rising Investments, "los emprendedores y los inversionistas manejan dos lenguajes distintos, los primeros siempre están pensando en productos y no entienden que los segundos piensan en términos de rentabilidad". Así, el desconocimiento de las relaciones gana gana entre emprendedores e inversionistas puede ser uno de los mayores errores cometidos.